Muchas personas no consideran a las abejas como otra especie de ganado más, sino como un animal salvaje al que se diezma su población y su producción en beneficio de la especie humana, recordandonos a la acción de recoger setas en el campo, a la pesca o a la caza por ejemplo. Pero incluso considerando esta analogía podemos reflexionar que los tiempos están cambiado nuestra actitud con estas criaturas de la naturaleza y por ejemplo plantamos plantas micorrizadas en terrenos parcialmente modificados para hacerlos aptos para la proliferación de ciertos micelios, liberamos alevines en los rios y aseguramos zonas con grava donde puedan desovar los adultos y llegamos a alimentar a los ciervos desde elicópteros durante los rigores del invierno para asegurar su supervivencia y aumentar los frutos esperados en un futuro.
El bienestar de la colmena depende en buena parte de su sanidad, de sus reservas alimenticias(miel y polen) y del tamaño de su población.