Todos
los años se repiten en los foros de internet quejas de apicultores que
dicen haber perdido un gran número de colmenas. Si ellos no tienen claro
que han muerto a causa de del parásito "varroa", rápidamente cualquiera
se lo confirma sin siquiera saber donde estaban las colmenas.
Desde
mi experiencia como veterinario y como apicultor puedo afirmar que una
visión tan simplista de los problemas es la primera razón por la cual
éstos se perpetúan a lo largo de los años. No podemos achacar todas las
mortalidades de colmenas a una única causa y lo que es más grave aún es
determinar una causa sin valorar los factores que han incidido ni los
signos y sintomas de las colmenas muertas o moribundas. A continuación
voy a exponer algunas condiciones de las colmenas que inician la
invernada que van a favorecer que no superen con vida este periodo:
EDAD DE LA REINA
Como casi todos sabemos la esperanza de vida de una reina no suele
sobrepasar los 4 años de edad, salvo que se haya conservado en un
reducido espacio que la haya limitado su puesta, como sucede con las reinas que preservamos para pies de cría.
En
un colmenar donde no renovemos artificialmente las reinas es lógico
pensar que se encontrará un 25% de reinas de cada grupo de edad de 1 a 4
años.
En
el norte de España, lejos de la costa, como es el caso de León, donde
me encuentro, durante otoño e invierno, como consecuencia de las bajas
temperaturas que determinan la escasez de recursos florales se suprime o
al menos se reduce mucho la puesta de la reina y se anula la presencia
de zánganos, teóricamente innecesarios; en estas condiciones se hace
muy difícil que una colmena con una reina vieja o defectuosa pueda
sustituirla por una reina fecundada de manera natural. Por esta razón,
cuando no intervenimos sobre la edad de las reinas de nuestros
colmenares, podemos asumir como natural y esperable una pérdida del
12,5% de las colonias durante el periodo invernal sin la intervención de
un agente infeccioso.
Si el apicultor tiene por costumbre para repoblar o incluso
incrementar el censo de sus colmenas la recogida de enjambre libres,
incluso lejos de su colmenar, y más aún si desecha los jabardos, es
lógico pensar que la población de reinas con que llegará al otoño estará
más envejecida de lo normal (mayor porcentaje de reinas de 3º y 4º año
del 25% cada una). Así pues, la mortalidad invernal que experimentarán
esos colmenares superará el 12,5%.
Si
por el contrario, renovamos las reinas cada uno o dos años, o
multiplicamos nuestras colmenas produciendo núcleos, estamos bajando la
edad media de nuestras reinas y será esperable una mortalidad invernal
natural inferior al 12,5%.
POBLACIÓN DE ABEJAS QUE LLEGAN AL PERIODO INVERNAL
En los foros son frecuentes los comentarios de colmenas que han
muerto despobladas y que sin embargo semanas antes estaban llenas de
abejas. ¿Síndrome de desabejamiento?
Sucede cada vez más frecuentemente que tras veranos y otoños con
escasez de recursos florales, tras graves sequias o fuertes heladas, las
colmenas llegan a la invernada con mucha abeja vieja, nacida en
junio-julio, pero sin abeja joven ni cría; lo mismo que nacieron todas
las abejas en pocos días, en pocos días mueren. Como es habitual las
abejas viejas mueren fuera de la colmena y no se encontrarán dentro sus
cadáveres. Aparecerán dentro de la colmena unas pocas abejas jóvenes
vivas o muertas por frío.
En otras ocasiones como consecuencia de una reina vieja, en casos de
colmenas que arrastran alguna enfermedad (varroas, loques, etc.) ó
enjambres con reinas nuevas que no han tenido tiempo de desarrollar su
población, la colmena llega a la invernada con poca población, si bien
la edad de las abejas está equilibrada por lo que no desaparecen de
golpe, pero mueren cualquier día consecuencia de una fuerte helada.
RESERVAS DE MIEL Y POLEN
Al
acercarse el periodo invernal, tras realizar el preceptivo tratamiento
antiparasitario, podemos estimular las colmenas para intentar aumentar
la población de abeja. Además debemos valorar las reservas de miel
viendo la distribución de la miel en los diversos cuadros y dentro de
cada cuadro, y cuando tengamos más práctica, estimando el peso de las
reservas por levantamiento de la colmena.
Si
la colmena entra en la invernada con pocas reservas y no se suplementa
con alimento sobre los cuadros, posiblemente muera de hambre, sobre todo
si la llegada de la primavera se retrasa.
Las
temperaturas del día afectará al descenso de las reservas, aumentando
su consumo las temperaturas altas que estimulan la salida de las abejas a
explorar el campo.
En ocasiones hay colmenas que pasan el invierno sin haber consumido
apenas las reservas y se da la situación de que casi no tienen espacio
para la puesta de huevos de la reina, con lo cual la población está
envejecida y puede disminuir rápidamente hasta ser inviable. En este
caso, deberíamos detectar la situación antes de que la población
estuviera en declive y extraer un cuadro de reserva e introducir un
cuadro estirado vacío en el centro del nido de cría. Al comenzar a
criar con fuerza las reservas empezarán a mermar, dejando más espacio
libre para la cría.